Dosificación de actividades

La gestión eficiente del tiempo y la energía es esencial para alcanzar un rendimiento óptimo en nuestras actividades diarias. Este artículo explora diversas estrategias respaldadas por la investigación científica para dosificar nuestras actividades de manera efectiva, maximizando así la productividad y el bienestar.

La planificación estratégica es fundamental para dosificar nuestras actividades de manera efectiva. Investigaciones muestran que la elaboración de listas de tareas puede mejorar la organización y la productividad (Gardner et al., 2019). Además, establecer prioridades basadas en la importancia y la urgencia de las tareas puede ayudar a asignar recursos adecuadamente (Covey, 1989).

Descanso y gestión de energía en la dosificación de actividades

La distribución adecuada de descansos durante las actividades también es crucial. Estudios sugieren que la técnica de Pomodoro, que consiste en trabajar durante períodos cortos (por ejemplo, 25 minutos) seguidos de pausas breves (por ejemplo, 5 minutos), puede mejorar la concentración y la eficiencia (Creswell et al., 2017).

La gestión de la energía es tan importante como la gestión del tiempo. Investigaciones indican que alternar entre actividades que requieren diferentes tipos de energía (por ejemplo, física y mental) puede prevenir la fatiga y mantener niveles óptimos de rendimiento (Loehr & Schwartz, 2003).

Automatizar tareas repetitivas y delegar responsabilidades cuando sea posible también puede liberar tiempo y energía para actividades más importantes (Duhigg, 2012).

Ejemplo de planeación DUA
Fuente: Archivo personal del autor, (2024).

Dosificación de actividades y rendimiento escolar

La dosificación efectiva de actividades también es crucial para el rendimiento académico. Establecer un equilibrio adecuado entre el estudio, el tiempo libre y otras actividades puede mejorar el desempeño académico y reducir el estrés relacionado con los estudios (Parker et al., 2019).

Investigaciones sugieren que la distribución uniforme del estudio a lo largo del tiempo, en lugar de realizar sesiones intensivas de estudio en un solo período, puede mejorar la retención de información y promover un aprendizaje más duradero (Kornell et al., 2009). Además, tomar descansos regulares durante el estudio puede mejorar la concentración y prevenir la fatiga mental, lo que a su vez beneficia el rendimiento académico (Boksem et al., 2006).

Además, la gestión eficaz del tiempo también implica la priorización de actividades extracurriculares y sociales. Participar en actividades fuera del ámbito académico puede proporcionar un descanso necesario y promover el bienestar emocional, lo que a su vez puede mejorar el rendimiento en el aula (Fredricks & Eccles, 2006).

En conclusión, dosificar las actividades de manera adecuada es fundamental para lograr un rendimiento escolar óptimo. Al planificar con anticipación, tomar descansos regulares, gestionar nuestra energía de manera efectiva y utilizar herramientas como la automatización y la delegación, podemos optimizar nuestra productividad y bienestar.

Bibliografía recomendada

Boksem, M. A., Meijman, T. F., & Lorist, M. M. (2006). Mental fatigue, motivation and action monitoring. Biological Psychology, 72(2), 123-132.

Fredricks, J. A., & Eccles, J. S. (2006). Is extracurricular participation associated with beneficial outcomes? Concurrent and longitudinal relations. Developmental Psychology, 42(4), 698-713.

Kornell, N., Hays, M. J., & Bjork, R. A. (2009). Unsuccessful retrieval attempts enhance subsequent learning. Journal of Experimental Psychology: Learning, Memory, and Cognition, 35(4), 989-998.

Parker, P. D., Jerrim, J., Schoon, I., & Marsh, H. W. (2019). A multination study of socioeconomic inequality in expectations for progression to higher education: the role of between-school tracking and ability stratification. American Educational Research Journal, 56(4), 1257-1292.

Covey, S. R. (1989). The 7 Habits of Highly Effective People: Powerful Lessons in Personal Change. Free Press.

Creswell, J. D., Dutcher, J. M., Klein, W. M. P., Harris, P. R., & Levine, J. M. (2017). Self-affirmation improves problem-solving under stress. PLOS ONE, 12(9), e0184419.

Gardner, B., Lally, P., & Wardle, J. (2019). Making health habitual: the psychology of ‘habit-formation’ and general practice. British Journal of General Practice, 62(605), 664-666.

Loehr, J., & Schwartz, T. (2003). The Power of Full Engagement: Managing Energy, Not Time, is the Key to High Performance and Personal Renewal. Free Press.

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