¿Cómo se desarrollaban las sesiones?
Un entorno diferente
Las sesiones iniciaban con alguna actividad lúdica previamente diseñada, a veces utilizábamos juegos de mesa, en otras ocasiones diseñábamos alguna actividad especial más dinámica. Estos primeros minutos de la sesión eran una especie de calentamiento donde se ejercitaban habilidades como la atención, la memoria y la coordinación. Algo que procurábamos hacer, era motivar a los participantes a pensar en alternativas para resolver los retos que se les presentaban en cada actividad.Nuestro objetivo era despertar su curiosidad.
Después, indagábamos sobre cualquier tipo de conocimiento o experiencia previa que los participantes tuvieran relacionada al concepto que queríamos tratar durante la sesión. Algunas de las preguntas que les hacíamos eran: ¿Qué saben sobre…? ¿Alguna vez han visto qué…? ¿Se han preguntado por qué…?
Ahora sí, a trabajar
Luego de estos 15 minutos, comenzábamos a introducir los conceptos que queríamos que conocieran, para ello utilizábamos estrategias que abarcaban los diversos estilos de aprendizajes (kinestésico, visual y auditivo). Esto era todo un reto porque no todos los participantes compartían el mismo estilo de aprendizaje, por eso era importante tener recursos previamente diseñados y estudiados para cada ocasión. Independientemente del estilo de aprendizaje, buscábamos guiar a los participantes a través de tres fases para la familiarización del concepto.- La primera fase consistía en hacer el concepto “palpable”, esto lo lográbamos utilizando bloques de juguete, hojas de papel y distintos materiales que los participantes pudieran manipular con sus manos.
- La segunda fase consistía en que lograran trasladar los conceptos a una representación gráfica, es decir, a dibujos, esquemas o mapas.
- Finalmente, se trasladaba el concepto a un lenguaje de símbolos.
Al termino de cada sesión
Se les planteaba un reto que debían resolver utilizando las herramientas adquiridas.Con el tiempo, no sólo se les planteaban retos, sino que se les motivaba a que plantearan ellos mismos los problemas a resolver, regularmente esto sucedía en la tercera sesión, aunque a veces era posible hacerlo desde la primera sesión.
Después de algunas sesiones los retos se volvían más complicados; ya que, de forma voluntaria, los participantes mezclaban en un sólo reto conceptos distintos como fracciones y coordenadas, así como distintas representaciones del mismo; por ejemplo, utilizando el plano cartesiano y representando una fracción en porcentajes.
Una pieza clave de nuestras sesiones era que aprendieran a resolver problemas cotidianos utilizando diversas herramientas.
Después de todo, la pregunta clave que todo estudiante tiene cuando se expone a un nuevo concepto es: ¿Para qué sirve esto?
Nuestro objetivo era presentar primero la utilidad de cada concepto para que la siguiente pregunta fuera: ¿Qué más puedo crear con esto?